Buenos Aires, 31 de julio de 1823
Amado esposo mío:
¿Recuerda usted cuando nos conocimos? Yo iba caminando de la mano de mi madre, visitando las tiendas de la ciudad, en vísperas de Semana Santa. Llevo en mi memoria esos profundos ojos negros y haberme enamorado al instante. Verdaderamente temía que otras mujeres puedan robar su corazón, ya que su cortesía con éstas podría enamorarlas, además de su gracia al bailar que me cautivó como nadie.
Hace ya diez años de ese día.
Hace ya diez años de ese día.
Recuerdo que al poco tiempo de conocernos nos casamos en la Catedral de Buenos Aires. Nuestra luna de miel fue lamentablemente corta, ya que usted tuvo que ir a la Batalla de San Lorenzo. Fue un momento duro para mí, debí aceptar
que la Patria estaba antes que yo y que usted podía perder la vida por liberarla.
Los mejores momentos fueron cuando lo designaron Gobernador de Cuyo y nos fuimos a vivir a Mendoza donde planeamos el cruce de los Andes. Fue un honor para mí donar las alhajas para obtener las armas que serían una importante ayuda para alcanzar nuestra Independencia y organizar la Sociedad de Damas Patrióticas. Allí en Mendoza nació nuestra hija Tomasa Mercedes, quien ya tiene siete años.
Extraño esos momentos en los que juntos éramos felices, ahora usted continúa ocupándose de los asuntos de la Patria, dando la vida por ella, y yo estoy aquí, lejos, sola, enferma y agonizando.
Merceditas, su hija, lo necesita, no quiero que crezca si su padre al lado, temo fallecer antes de tiempo y no poder brindarle la educación con la que me han formado. Me gustaría que usted pudiera darle algunos valores, que aprenda a ser dulce y educada. Que sea respetuosa y caritativa. Quiero que le enseñe a apreciar lo que tiene, que le dé lo mejor de su personalidad: su valentía, su elegancia, sus modales, su inteligencia, el orden y la firmeza de su carácter.
Le voy a ser sincera, lo extraño. Aún lo espero y lo seguiré haciendo por el resto de mis días.
Su amada esposa.
Remedios de Escalada de San Martín
Los mejores momentos fueron cuando lo designaron Gobernador de Cuyo y nos fuimos a vivir a Mendoza donde planeamos el cruce de los Andes. Fue un honor para mí donar las alhajas para obtener las armas que serían una importante ayuda para alcanzar nuestra Independencia y organizar la Sociedad de Damas Patrióticas. Allí en Mendoza nació nuestra hija Tomasa Mercedes, quien ya tiene siete años.
Merceditas, su hija, lo necesita, no quiero que crezca si su padre al lado, temo fallecer antes de tiempo y no poder brindarle la educación con la que me han formado. Me gustaría que usted pudiera darle algunos valores, que aprenda a ser dulce y educada. Que sea respetuosa y caritativa. Quiero que le enseñe a apreciar lo que tiene, que le dé lo mejor de su personalidad: su valentía, su elegancia, sus modales, su inteligencia, el orden y la firmeza de su carácter.
Remedios de Escalada de San Martín
TRABAJO ENTREGADO POR EUGENIA DE SÉPTIMO GRADO ACERCA DEL GENERAL SAN MARTÍN PARA PRESENTAR EN EL DISTRITO ESCOLAR Y PARTICIPAR DE UN CONCURSO LITERARIO.